lunes

Capitulo 4

Esto...¿Explicación?
- Tu.... tuuuuuu.....tu... tu
- Cálmate y escucha. Por favor. Soy una bruja...- dice como si fuera lo más normal del mundo.
- Todo me da vueltas. Una bruja. Una bruja. ¡UNA BRUJA!
«Esto no es normal. No lo es. No lo es. Estas cosas no existen.»
«Cálmate, Annahel.»
- Necesito irme de aquí. Creo que voy a irme...
- Anna...
No la escucho y salgo huyendo.
Laverdad, no me lo puedo creer. En plan: ¡ES UNA BRUJA!
Unamaldita bruja. Una bruja. Un ser sobrenatural. No humano. Podríaincluso ser el anticristo, me asusta eso ( aun que no soy religiosa,no creo en esas cosas).
Cruzo la calle a toda velocidad y la oigo llamarme agritos, pero consigo dejarla atrás. Cuando solo faltan unos metros para meterme en casa, choco con algo duro o más bien, con alguien duro. En más de un sentido.
- Eres el tío bueno. Digo el hombre del bar.- digo sonrojada.
- La niñita mala e insolente del bar- me contesta él.
- Lo dices como una especie de pederasta.
- Me llamaron muchas cosas en mi vida, pero jamás pederasta.
- Otra de nuestras primeras veces – digo estremeciéndome- ¿Crees en lo sobrenatural ?- pregunto, sin saber por qué, mirándolo a los ojos.
- Por supuesto. El lado oscuro existe, amor. Y pocos pueden resistirse a él. Yo no lo hice.
- ¿Qué....?
Voy a preguntarle que quiere decir con eso, pero de pronto lo entiendo. Él también es uno de ellos....
- Mi mejor amiga es una bruja... ¿lo eres tu también? Un brujo, quiero decir- pregunto dando pequeños hacia atrás.
- No amor, lo mío mola más.- dice con una sonrisa torcida – soy un vampiro
Hago un ruido raro, como resoplando por la nariz.
< Imposible. No puede ser, ¿verdad? Por supuesto que no.... ¿verdad? Eso no existe... aunque tampoco existían las brujas o el anticristo>
- Piensas en alto querida. Además, el anticristo no existe o, en todo caso, te puedo asegurar que seria yo.
- Quiero desmayarme... pero me da miedo que me mates mientras estoy inconsciente- digo acercándome más a la pared que hay detrás de mi.
- No pienses en ello, cielo. No me interesa dañarte. Quiero mantenerte. Después de tantos años en este mundo, acabas aburriéndote de todo. Tu eres como un soplo de aire fresco.
Por un momento me relajo, pero me doy cuenta de que es un error al verlo sonreir.
-  No te preocupes. No me interesas, amor. Me agradan mujeres con más... presencia y consistencia. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad?-dijo inclinándose a mi.  
"Dios,es un cerdo. Un cerdo horriblemente atractivo."
- Eres un enfermo.
Élme sonríe de modo socarrón. 
- Aún no has visto nada, amor. 

Capitulo 3

Estaba esperando a D. Por lo visto, estuvo experimentando con esa cosa suya de las pociones. No me preguntéis qué fue lo que pasó. Porque no lo entiendo ni yo, eso que estaba presente. De repente una cosa rara salió del estúpido caldero y ella se asustó. Creo que fue la caída mas graciosa de la historia.
- Me alegro de que puedas reírte de tu mejor amiga -suelta D -. Estúpida.
- Sabes que te quiero. Además, después de reírme te ayudé. Y sabes que esi te pasa por hacer tonterías. ¿Cómo pretendías que me comportara en casa de la "bruja"?
- Si. Después de tener esa cosa pegajosa sobre mí durante cinco minutos. ¡¡Cinco!!
- No puedes esperar que vea a mi mejor amiga pringada de un chisme raro y no me ría.
- A veces creo que eres demasiado cruel.
- Soy yo la que estuvo un cuarto de hora esperando en la puerta porque tu estabas viendo tu estúpida serie. 
Ella se me queda mirando fijamente.
- Sophie me envió un mensaje. Dice que hay una fiesta en el Rousseaus este finde. ¿Quieres ir?
- ¿Por qué nunca puedo negarte nada?
- Me amas - le digo - . Y sabes que algún día seré alguien completamente rica y glamurosa y quieres estar en mis fiestas.
- Ya eres bastante glamurosa.
- Lo sé. La verdad es que me gusta vestirme bien. Creo que a mamá le molesta.
- Quizás sea por que te quiere proteger.
- ¿De las tiendas de moda?
- Sabes que no es eso. ¿Cuando se lo vas decir?
No contesto. Si eso se llega a saber... ¿Cómo se lo voy a explicar?
- Sabes que tendrás que hablar con ella antes de...
- Lo sé. Solo no quiero hacerle daño.
Davina me mira con sus ojos dulces y sé que estará a mi lado.
- ¿Podemos hablar de otra cosa, por favor?- pregunto.
- ¡Ohhhhh!- suelta emocionada- ¡Vamos a hablar de chicos!
- Si insistes....- suelto desinteresada al principio- ¡HOY VI A UN TÍO MALO BUENORRO EN EL BAR! ¡¡ESTABA TAN BUENO!!
- Lo sabía- suelta ella- haber, no lo sabía, pero lo intuía.
- Eres super-intuitiva- me burlo.
Ella hace un gesto altivo con la cabeza y suelta un bufido.
Pasamos la tarde entre risas y bromas, hasta que, cuando me iba casa recordé que me había olvidado las llaves, así que decidí volver.
Cuando llamo, nadie contesta, así que entro en la casa. Vago por ella hasta oir unas voces en el piso de arriba.
Supongo que son ellas y me encamino por las escaleras. La puerta del fondo, que usualmente está cerrada, estaba abierta, por lo que me asomo y veo a Davina pronunciando palabras muy extrañas y de repente las velas empezaron a arder con más fuerza y una cuerda a flotar.
- Da-Davina...- susurro.
- Anna...- dice mientras doy un paso atrás- no quería que te enteraras así, pero cálmate, porque esto tiene explicación....

Capitulo 2

ÉL levanta la vista en mi dirección y mueve la cabeza levemente y me mira a los ojos.
- Jack Daniel's, señorita... - mira mi placa y levanta la vista de nuevo a mis ojos- Annahel.
Me pongo roja, no me gusta demasiado mi nombre, es demasiado raro, cuando le pregunté a mi madre por que no me había puesto simplemente Anna me dijo que no lo había escogido ella, la bisabuela de papá había insistido en que ese debía ser mi nombre.
-Nombre curioso-dice él-con muchos significados.
«Creo que me he.... que me ha.... enloquecido....»
- Cómo cuáles?-digo rodando los ojos- siempre pensé que era horrible.
-No lo es si sabes ver lo que quiere decir.
-¡Ohhhhhh!- digo jocosa- eres un cerebrito, y encima estás bueno, mi mundo acaba de perder su equilibrio.
-Deberías sentirte honrada, no permito a muchos burlarse de mi de esta forma- dice sonriendo con malicia.
-Adoro ser tu primera vez... además no es como si nos fuéramos a ver siempre, ¿verdad?
-Si trabajas aquí, sí- dice apurando su wishki - ¡Bill!
-¿Qué haces aquí?-pregunta Bill con ¿temor?
-Esta ciudad es mía, ¿recuerdas?
-¿Podemos, por favor, hablar de esto en otra parte?-mirando de reojo a Anna.
-Creo que mejor me voy, adiós Bill -  digo cogiendo mi bolsa.
Salgo por la puerta sin mirar atrás pensando en lo extraño que era que Bill tuviera miedo de algo, no recuerdo haberlo visto intimidado por nadie en los cinco años hay desde que nos conocimos, desde que que él nos encontró a mí y a mi madre en aquella asquerosa pensión, creo que desde el primer momento en que ellos dos se vieron saltaron las chispas, aunque ninguna lo quiera reconocer, fue por eso que él le ofreció trabajo.
Camino por las calles de Nueva Orleans en dirección al barrio francés y me paro en frente de una gran casa blanca con un pequeño jardín delantero vallado, abro la verja metálica, camino por el sendero lleno de rosales a los lados, la verdad es que a nadie en el mundo-mundial le gustan tanto las rosas como a la señora Clare.
 Mientras espero reviso mis mensajes de whatsapp y le contesto a Sophie, ella es una chica que conocí un día en la tienda de brujería del barrio, lo sé, estaran pensando, ¿qué hace alguien perfectamente cuerdo en una tienda de brujería? Solo existen dos repuestas lógicas: estafar o ser estafado, lo que hace que la mia sea la más estúpida de las razones
Iniciodel Flash-Back
-No entiendo que hacemos aquí- dije de nuevo.
-¿Nunca paras de quejarte?-dijo Dav exasperada.
-Estamos en una tienda de brujería... no me quejo, solo señalo el hecho de que no tengo la más mínima idea de por qué estamos en una tienda de brujería...
- Necesito unas hierbas...
- ¡¿Eres drogadicta?!-grité como una loca en mitad de la calle y todas las personas como en... un quilómetro a la redonda (más o menos) giraron la cabeza en nuestra diracción- Uppss
Davina sueltó una bocanada de aire y me miró con el ceño fruncido.
- No fruncas el ceño-dije animada-te saldrán arrugas.
- Como sea... necesito cosas para una poción.
- ¿Qué?-preguté yo como una estúpida.
Fin del Flash-Back

Capitulo 1

Era viernes por la tarde, no solía haber mucha gente por la tarde los viernes en el bar de Bill, mi madre está metida en la cocina preparando los aperitivos para poner en la barra.
Todo está tan tranquilo en la calle que podría oír a un piojo aterrizar en una almohada, lo sé, lo sé es una comparación un poco rara, pero ¿qué quieren?, estoy demasiado cansada para pensar en algo agudo para decir.
Estaba divagando en mis pensamientos, planeando lo que haría en el verano, ahora que los exámenes se habían terminado cuando Bill entra por la puerta, es un tipo agradable, alto, fuerte, ojos marrones, cabello negro... la clase de hombre que se cuida, pero era tan lindo, con mi mamá me refiero, sé que a él le interesa ella, pero la palurda no se quiere dar cuenta.
- ¿Qué hay Bill?-digo mientras saludo con la mano.
- Nada nuevo Annie- dice él revolviéndome el pelo.
- ¿Qué hay contigo, hombre? Sabes que odio que me digan Annie, además, ¿por qué me revuelves el cabello, crees que soy un perro?
- ¿Estás de mal humor?-dice echando una mirada a la cocina por encima de mi cabeza.
-Estoy aburrida-digo suspirando-. Deberías intentar un movimiento nuevo con mi mamá, ¿sabes?
Él me mira como si acabara de descubrir su secreto más oscuro y se sonroja. Al ver su expresión yo me echo a reír, pero me da tanta ternura...
- ¿Se nota tanto?-pregunta rascándose la nuca mientras contrae e lado izquierdo de su rostro.
- No tenemos cinco años, Bill- digo con una sonrisa mientras nos abarcaba a ambos con un movimiento de la mano.
- Tu madre parece que no lo nota...
- Ella está confundida, desde que mi papá murió no es la misma, tu lo sabes, sigue intentando, pero no presiones demasiado, ¿vale?
Bill asiente y se dirige a la cocina y cierra la puerta detrás de él, me muero por ir a escuchar pero no sería justo, ¿cierto?
Estoy pensando en ello, cuando escucho como alguien abre la puerta del local.
Él tenía el cabello castaño claro y, según se iba acercando iba cambiando y se le veían brillos rojizos e incluso rubios, sin duda maravillosamente apetecible. y sus ojos... sus ojos eran de un azul tal claro como el agua de los polos, fríos como el hielo pero ardientes como la lava, al mismo tiempo.
- Buenos días-digo con una sonrisa-¿que quiere de tomar?

Capitulo 3

PdV Elena
Han pasado ya dos semanas desde que fui a ver al nutricionista. Es un hombre tan simpático, y atractivo. Recuerdo que ningún hombre me había parecido atractivo desde Raúl... había sufrido tanto con su muerte...
Como iba diciendo, Javier Martín fue muy profesional, me hizo un menú a base de carbohidratos y proteínas, para el este mes y me ha recetado vitaminas A, B, D y E, además de hierro y calcio.
De momento todo marcha bien, pero me han aconsejado que emprenda un tratamiento contra el "shock", ya que era un riesgo para mi corazón, ya que la bebé aún estaba en peligro.
De hecho, ahora mismo estoy de camino a la clínica que promueve la cura, tengo cita para dentro de un cuarto de hora, cuando de repente, uno de ellos se para en frente a mí.
De hecho, ahora mismo estoy de camino a la clínica que promueve la cura, tengo cita para dentro de un cuarto de hora, cuando de repente, uno de ellos se para en frente a mí
- Disculpa, preciosa- me dice el pelirrojo-. ¿Me podrías decir dónde está la clínica esa que comercializa con la cura?
Sin decir ni una palabra, asiento con la cabeza. Él espera por más indicaciones, pero soy incapaz de decir nada.
- ¡Por los ocho! ¡Ibas a por la cura! Bueno, vale. Te llevo.... Te llevo yo. Sabes, si no consigo la información que necesito, mi jefe me va a matar, o por lo menos, torturarme horriblemente. Seguro que lo conoces... Astaad, él gobierna este territorio. No quieres hacerlo enojar, ¿verdad, cielo?
Yo solo niego y trago saliva. Él está demasiado cerca, sujetando mi rostro entre sus manos. No me puedo mover, no puedo hablar. Dios, siento que el corazón se me va a salir del pecho.
- ¡Me cago en los ochhhhhhhhhhhiiiii! Vale.... no mires me entonces- dice tapándome los ojos-. Relájate. Viniste en la cosa esa... en metro. Relaja tu mente. Déjame entrar-me susurra al oído mientras extiende los dedos de sus manos por mi cráneo.
Estuvimos así por unos instantes. Todo tipo de recuerdos pasaban por mi mente a toda velocidad. ¿Qué me está haciendo? ¿Por qué uno de ellos me está tocando? ¿Acaso nadie me ve, por qué todos pasan de largo?
Empiezo a respirar muy fuerte. De pronto, siento como si me fuera a explotar el corazón...como el suelo bajo mis pies se desvanece. Y todo se vuelve negro.

Capitulo 2

PdV Elena.
Hace tres meses que unos seres extraños se apoderaron del control total del planeta. El día que se presentaron en los edificios más importantes del mundo como el gobierno alemán, ruso, el parlamento inglés..., incluso la casa blanca.
Eran diez las criaturas que se habían repartido los territorios del planeta. Todas ellas hermosas, tanto que se notaba que no eran, ni de lejos, humanas. A veces aparecían en la televisión o les sacaban fotos con cámaras o movieres cuando se movían entre la gente. Verlos pasear entre los humanos era una auténtica conmoción, de hecho se descubrió una nueva enfermedad, el "shock celestial". Ellos eran tan perfectos que causaban eso en algunas personas. De hecho yo lo "sufro", es como ir al paraíso cada vez que veo a uno de ellos ya sea en persona o por fotografía, ni siquiera podía recordar donde estaba, eran la perfección.
- Señorita Elena Suarez.
Me levanto del asiento y me dirijo hacia la consulta de la Doctora Méndez. Ella es mi ginecóloga.
¿Cómo estás hoy, Elena? Ya estamos en el cuarto mes. ¿Has tomado las pastillas que te di?- dice mientras me siento en una silla.
- Si, también hice el examen médico el viernes. Me siento bien.
- De todas formas seguiremos el embarazo de cerca. Yo también vi tu examen médico. Todo parece estar bien, pero no me gusta tu diabetes y mucho menos ese cansancio que dices que tienes a veces. El doctor Niñez y yo hemos notado tu falta de peso. Necesitas aumentarlo, tu IMC es muy bajo, necesito que aumentes unos 10 quilos- dice mientras se levanta de su escritorio y me acompaña a la camilla.
- Pero... estoy bien. No puedo engordar tanto.
- Estas embarazada. Tienes otra vida en tu interior. Ella también necesita comer. Ya solo por la diabetes, se podría calificar tu embarazo de riesgo. Ese peso tan bajo, aumenta mucho el riesgo. Y, como te he dicho antes, ese cansancio y esa taquicardia no me gustan nada, tampoco.
- La taquicardia no necesita tratamiento. Me hice unos exámenes hace ya algún tiempo, y me dijeron que no lo necesitaba, que solo debía evitar el alcohol, el tabaco y esas cosas.
Ella no contesta nada. Simplemente hace que me acueste en la camilla y empieza a extender el gel por mi vientre. Ella mueve el aparato sobre mi barriga y mira fijamente la pantalla.
- Tengo que preguntar algo- empiezo- ¿Cuándo se irán las náuseas?
- Cada embarazo va a su ritmo. Es normal que tengas alguna nausea.
- Y... ¿puedo ver qué es?

- Sí, está en una buena posición. Supongo que estás ansiosa por saberlo, ¿no?
- Sí. Me gustaría que fuera un niño... sería perfecto tener un pequeño Raúl.
- Siento decírtelo, pero parece que será una niña. Parece que está más o menos bien, pero tu condición la está afectando. Es muy pequeña. Está bien desarrollada, es decir, tiene todo lo que debería tener. Pero es demasiado pequeña, no llega a los 15 cm. Necesito que hagas las cosas bien.
- No quiero que le pase nada. ¿Él... ella está bien?
- Ella necesita que comas. Te necesita. Eres la única que la puede mantener con vida y no lo estás intentando.
- No te atrevas- le espeto-. No te atrevas a decir eso. Lo intento, de verdad. Pero no puedo comer más. Lo vomito todo. Y no puedo ni salir a caminar sin cansarme a los 15 minutos
- De acuerdo. No puedo creer que esté en el cuarto mes. Ni siquiera puedo creer que esté embarazada.
- Tu madre estaría orgullosa. Aún recuerdo cuando ayudé a que vinieras al mundo. De eso hace ya 28 años. ¡Cómo pasa el tiempo!
- Aún no se lo he dicho, ha estado enferma. Quizás esto ayude a que se recupere.
- Díselo, le encantará saber que tendrá una nieta. E ver si quedamos las tres, hace ya casi seis meses que no la veo. No nos vimos desde que se fue a ver a tu tío a Alemania, ¿cuándo volvió?
- Hace una semana, sufrió la gripe allí y ya sabes cómo son ellos, se cuidan el uno al otro, con lo cual, tío Esteban también se contagió y ella se quedó más tiempo con él.
- Tendrías que habérselo dicho. Habría vuelto en burra, a nado e volando si hiciera falta.
- Por eso mismo, tiene casi 60 años, no está para trotes.
- Tenemos 56. Y no estamos tan viejas, yo diría que nos encontramos en la flor de la juventud. A diferencia de ti. Come más, sal a pasear. Te hará bien.
- Lo haré- digo mientras me bajo la camiseta.
Ella se dirige a su escritorio y coge el teléfono.
Buenosdías, soy la doctora Laura Méndez. ¿Podríahablar con Javier Martín? 

Capitulo 1

ÉL
Me "levanto" de la cama y miro a mi alrededor con el ceño fruncido. Diana está de pie en la puerta de la habitación mirándome ceñuda.
- ¿Qué pasa?-le digo.
- Sigo sin entender porque las escondes...
- Es que mostrarlas nos abre tantas puertas... además tú eres un dios.
- Cállate, ¿Quieres, cielo?- le ordeno mientras me termino de vestir y me pongo las botas.
La empujo para salir y le doy dinero para que pague en recepción.
Camino por el pasillo en dirección al restaurante, pero al pasar por delante del aseo noto una energía extraña y atrayente, como un dulce. Tanto que no puedo hacer más que ir en su dirección.
Abro la puerta del fondo, la del aseo de señoras, y detecto que ese delicioso olor viene del cubículo del fondo. Iba a entrar en él cuando de repente, me atacan.
Me doy la vuelta y una mujer de unos 70 años me atacaba desesperadamente con su bolso.
- ¡Fuera, "malandrín"!
- Señora...
- ¡Fuera, pervertido, o llamaré a seguridad!- dice mientras me sigue atacando.
Poco a poco, consigue sacarme del baño y cerrar me la puerta en las narices. Mientras tanto yo me quedo sin saber qué hacer.
- ¿Qué pasa?- pregunta Diana a mi espalda.
- Una vieja me acaba de sacar a patadas del baño- digo meneando la cabeza.
- Como sea- dice tirando de mí- Tenemos que irnos si quieres llegar a tiempo a la cumbre. Y no acepto réplicas.
Me dejo llevar. Por mucho que quiera saber qué o quién provoca esa exquisita aura, el deber debe ser lo primero.
Conducimos en silencio hasta el gran edificio en el que me esperaban mis iguales. Hoy se decidirá si se sale a la luz y se les permite a los humanos saber de nuestra existencia como los seres civilizados que somos o simplemente tomaremos el poder. No es como si los pequeños seres humanos tuvieran alguna posibilidad, pero...
- Astaad- me devuelve el saludo.
- Debemos hacer las cosas de manera diplomática- empieza Calienne-, los seres humanos son inferiores, deben ser protegidos de los horrores de la existencia. Son tan jóvenes...y sus vidas tan cortas...
- Sigo sin entender- replica Talis, la gemela de Calienne-, por qué no podemos protegerlos, pero a nuestro modo, ellos necesitan líderes, necesitan que alguien lleve la responsabilidad de sus cortas vidas. No saben cómo manejar su propio mundo. Se matan unos a otros, hacen guerras, maltratan, agreden... No es natural.
- No habrá guerra en caso de que intenten hacer algo contra nosotros. Somos más poderosos. Podemos doblegarlos.
- Lo que dices es cierto, Anyanca- contesta Silas- siempre les has tenido un poco de mala fe a los hombres, pero como Astaad y yo hemos hablado ayer en mi casa, podríamos intentar hablar con ellos primero, y si no entienden...
- Por su bien espero que lo hagan- contesto.
La asamblea transcurre sin más discusiones, y se decide que en tres días, cada uno de nosotros volverá a sus respectivos hogares y se presentará como lo que es, un Dios.
El gran día. Por fin.
Todo este tiempo he estado ocupado preparándome para dar a conocer mi verdadera naturaleza aquí, en los grandiosos EEUU. De hecho, estoy frente a la puerta de la Casa Blanca.
Todos nos hemos puesto de acuerdo. Calienne en Londres, en el Parlamento inglés, aunque sé que su estilo es más de tomar el Palacio de Buckingham. Talis en Moscú. Silas en Cali. Anoushka en China. Aqueria en Arabia. Y Anyanca en Sudáfrica. Mikael en Australia y en las islas del Índico y el Pacífico.
Eran las dos de la tarde cuando entro por la puerta con un grupo de turistas y me desvío hacia el despacho del presidente de los Estados Unidos de América.
Varios agentes de seguridad intentan detenerme, pero son tan insignificantes que sólo pueden aspirar a verme pasar.
Entro en la habitación y cierro la puerta. Todos me miran expectantes, los guardias apuntándome con sus armas y él de pie detrás de su escritorio.
- ¡Buenos días, señor presidente! - digo sonriendo.
- Usted es uno de ellos, ¿Verdad? Los suyos ya han tomado Europa y África...
- Asia acaba de caer, señor - dice uno de los "trajeados"
- Solo quedamos nosotros.
- No - les digo-. Ya no. Enciendan las televisiones y traigan una rueda de prensa. Es la hora.
Ellos obedecieron, ya que no podían evitarlo. Y tras recibir a unos cuantos reporteros, empiezo a hablar.
- Quiero que todos los aquí presentes presten mucha atención. Sólo lo diré una vez. Sus leyes quedan suspendidas, su gobierno queda erradicado. Nosotros tomaremos el mando.