sábado

Capitulo 10

- ¿Qué ha pasado?- le preguntó el híbrido a su hermana.
- No sé a qué te refieres.
- Elinor lleva huyendo de mi toda la tarde. ¿Qué ha pasado?
- MMM... Melena rubia, voz chillona, personalidad repelente...
Klaus palideció.
- ¿Qué sucedió exactamente?
- Insulto a Elinor. La llamó zorra, diciéndole que se casó por estar embarazada de ti.
- ¿Le dijo eso?- preguntó él incrédulo.
- Se leía entre lineas- contestó Rebecca como si fuera obvio.
- Elinor...
- Elinor la puso en su lugar. Menudo pisotón en el dedo gordo del pie- admiró la blonda-. Tiene un gran carácter escondido en ese dulce envoltorio que tanto te gusta mimar y cuidar. Por cierto... deberías empezar a verla con otros ojos...
- ¿ Qué quieres decir?
- Es tu esposa, no es una niña. Ya sabes... Vida conyugal. No quiero hablar de esto contigo, Klaus- dijo amargamente.
- Lo mismo digo- contestó con cara de asco mientras salía del salón.
Deambuló por la casa hasta que sintió el aroma de Elinor.
El olor a arándanos del jabón con el que se había duchado esa mañana venía de uno de los trasteros de la mansión. Específicamente del que el usaba para guardar sus "no-bien-adquiridas" cosas coleccionables.
Con sumo cuidado entró en la estancia sin hacer ruido y la vio estudiando un espejo de oro y plata con pequeñas joyas incrustadas.
- Rebecca me lo ha contado.
Elinor pegó un brinco por el susto y se dió la vuelta con temor.
- Perdóname- dijo él acercándose y acariciándole la mejilla derecha.
- ¿Qué te ha contado?- dijo en un susurro.
- Todo.
Elinor se estremeció y se sonrojó.
- Elinor... Te quiero- dijo alzándole el mentón para que le mirara a los ojos-. Eres la única capaz de robarme el corazón con una mirada. La única que me hace desear ser bueno.
- Ella dijo algo que...
- El sexo- concluyó él.
Ella escondió la cabeza en el pecho masculino y soltó un suspiro.
- No te avergüences. Ni por hablar de esto conmigo, ni por ninguna otra cosa- dijo abrazándola-. Habla conmigo. No podré hacerte feliz si no me dices lo que quieres, lo que necesitas.
- Es que... No lo sé- dijo ella avergonzada-. Sé que debería estar contigo pero tú no haces nada y no sé qué hacer.
- No se trata de lo que deberías hacer. Nunca te obligaré a nada. Esperé por tí todo este tiempo, no me importa esperar unos cuantos día más.
- ¿Cuánto tiempo fue?- preguntó ella después de unos segundos de silencio.
- Un solo día sin tí ya es demasiado.
- No creas que me has engañado -dice dice ella abrazándolo-. Pero te dejaré tranquilo por hoy si me abrazas muy fuerte y me dices cuánto me quieres otra vez.
Él la abrazó con fuerza y le besó la coronilla.
- Gracias por no preguntar. Y... No te quiero. Te amo más que a mi vida.
Se separaron y él sonrió de nuevo.
- Vamos a dar una vuelta. Los jardines son preciosos.
Ella sonrió y su colgó de su brazo dando brincos.
- Mañana me acompañarás a clase.
- Sus deseos son órdenes.

En la casa Salvatore, después de la "cena", Damon apuró un vaso de Wishki.
- La insultante. No sé te ocurrió otra cosa que insultarla.
- ¿A demás que fue eso del embarazo?
- Vamos- dijo la rubia levantando las manos al cielo-. Nadie se casa tan joven si no está preñada.
- Klaus es un vampiro. No puede tener pequeños mini-klaus. Gracias a Dios.- concluyó Damon.
- Pues le habrá puesto los cuernos.
- Si hay una cosa en este mundo que ese hijo de puta no es, es gilipollas. No le toma el pelo cualquiera, mucho menos una adolescente, por muy buena que esté.
- Va a venir a rompernos la cara- dice Steffan deprimido-. Lo sé.
- Mi esposa me convenció de no hacerlo- dijo el susodicho desde la puerta para después entrar elegantemente.
Damon se interpuso entre él y Elena mientras su hermano se levantaba del sillón y se acercaba.
- Klaus...- empezó el menor.
- Lo voy a decir por última vez. Mi mujer queda fuera de vuestras maquinaciones. No quiero que la miréis. Ni que la molestéis. Ni que le habléis. Si se os ocurre volver, siquiera, a suspirar en su dirección... Bueno, digamos que aún no habéis visto lo peor de mí.
El híbrido iba a darse la vuelta cuando Caroline dio un paso adelante.
- Yo voy a hacer lo que me de la gana, Klaus. No eres nada mío para ordenarme cosas. Ya no. Y si nos haces algo, le diré que la engañaste conmigo,te lo juro.
Klaus inspiró hondo y miró a la vampiresa a los ojos mientras se acercaba lentamente.
Antes de que nadie pudiera hacer nada, la agarró por el pelo y tiró asta que sus miradas se conectaron y la mujer gritó de dolor.
- Te tengo aprecio, Caroline, aunque no lo parezca. Si no fuera así no estarías viva hoy, pero no me pongas a prueba, porque perderás- dijo con la voz llena de ira y un semblante que aterrorizaba al más valiente.
El híbrido caminó hacia la puerta y antes de salir miró sobre su hombro.
- Steffan, por alguna razón le agradas a mi mujer. Quiere ser tu amiga. Confío en que sabrás tratarla con el respeto que se merece.
Antes de que nadie pudiera contestar, Klaus desapareció y a los cinco minutos estaba entrando en el cuarto que compartía con su esposa con el pantalón del pijama puesto.
Se metió en la cama con cuidado de no despertarla y Elinor se removió dormida buscando el calor de su cuerpo.
Tras soltar un leve gemido, la muchacha se frotó los ojos.
- ¿Dónde estabas?- preguntó casi dormida mientras le abrazaba y ponía la cabeza sobre su pecho.
- Arreglando unos asuntos- aclaró acariciándole el pelo-. Mañana te llevaré a clase. Descansa, mi amor- dijo tras darle un suave beso en la frente.
Ella se acomodó en el hueco de su brazo y acomodó la cabeza en los pectorales masculinos
Ella se acomodó en el hueco de su brazo y acomodó la cabeza en los pectorales masculinos.
Después de unos cuantos suspiros de placer, provocados por las reconfortantes caricias que le daba su marido en la cabeza, la espalda y los brazos, se quedó dormida.

Capitulo 9

- ¿Tengo que llevar todo esto?
- Sip- contestó Rebecca-. Son los libros del curso. Yo ya te he enseñado algo del "inglés local" y Elijah te atiborró a conocimientos científicos e históricos. Nadie sabrá jamás que no fuiste antes a la escuela.
- "Inglés local"... Aquí se habla muy mal.
- Tu solo... Intenta seguir el ritmo y no te espantes si oyes algunas... malas palabras.
- ¿Cómo cuales?
Rebecca prefirió no contestar y la llevó al instituto en su coche.
Al entrar, Eli se quedó pasmada.
Hombres y mujeres jóvenes corrían de un lado a otro, gritando y meneandose de aquí para allá.
- ¡Hey! ¡Motherfuker!- gritó un joven de ropa holgada y gorra a otro que se tropezó con él.
- ¿Le dijo que... Hacía "eso" con su madre?
- Mmmmm.... No te lo tomes tal cual, escucharás cosas que no tienen mucho sentido.
Elinor decidió no prestar atención. ¿Qué importaban los demás cuando ella podía estar aquí, ir a la escuela?
- ¿Qué debo hacer ahora?
- Ir a clase, Nik nos matriculó juntas.
Ella asintió y entraron en un salón lleno de gente.
Entre los jóvenes reconoció al amigo de Nik y a las do... Tres indeseables.
- Hola, chicas- dijo Rebecca saludándolas-. ¿Os lo habéis pasado bien en el baile?
Ellas no contestaron y se sentaron en sus asientos.
- Buenos días, clase- dijo un hombre alto, con el pelo castaño.
- Hola, Ric- saludaron los demás.
- Bien- dijo él desviando la mirada de Elinor rápidamente-. Empecemos con la lección de hoy...
La clase transcurrió sin altercados y Eli se sorprendió de todos los conocimientos que Elijah le había proporcionado y había podido lucir durante toda la jornada escolar.
- Eres una sabionda- le dijo una voz ronca desde atrás.
- ¿Perdón?- contestó ella al darse la vuelta y ver que era el profesor de historia.
- Eres muy inteligente. Hay un grupo de lectura y debate, me encantaría que participaras...
- ¿Eso es "logros académicos"?- quiso saber.
El hombre frunció el ceño y asintió confundido.
- ¿Por qué lo preguntas?
- Quiero participar en el concurso de Miss Mystic Falls. Más bien... quiero GANAR el concurso- dijo la última frase tensa y mostrando una sonrisa artificial que ponía los pelos de punta a cualquiera.
- Elinor, ¿Verdad?- saludó Caroline falsamente desde atrás.
- Sí. Y tú Caroline, ¿Verdad?- respondió de la misma manera.
- No sabía que vendrías al instituto... Al estar casada tan joven...
- Soy lo suficientemente versátil y avispada.
- Ah... Supongo entonces que es un capricho...- dijo la blonda hiriente.
- Me refería a mi capacidad de adaptarme, deberías ampliar tu vocabulario querida. Pero también tienes razón, puedo ser muy antojadiza y Nik no dudará en complacerme- respondió marcando terreno.
- ¡Vaya! Antojos... Así que por eso os casasteis tan jóvenes- comenzó la rubia.
El profesor tragó duro y Steffan, que había estado escuchando con un nudo en la garganta el intercambio de las dos mujeres, estaba a punto de desmayarse.
"No lo hagas, Caroline. Por favor te lo pido" rogaron los dos al mismo tiempo.
- ¿ Cuánto meses tien...
Antes de que pudiera acabar la joven de cabello castaño le propinó un pisotón en la punta de los dedos de los pies con tal disimulo que nadie escepto el pálido profesor y el vampiro al borde de la neurisma pudo notar.
- No sé cómo puedes ser tan vulgar. No tienes ni el más mínimo de educación. No sé siquiera cómo consideré invitarte a MI casa.
Caroline iba a responder a la afrenta, pero su contrincante se le adelantó.
- No sé lo que tienes contra mí, ni quiero saberlo.Yo no te he hecho nada, y no deseo un escándalo. No te cruces en mi camino y yo no me cruzaré en el tuyo.
Tras respirar hondo y plantar una sonrisa en el rostro se giró hacia el profesor.
- Lamento lo que acaba de pasar. Entenderé que le incomode mi presencia en su... Grupo de lectura. Pero si aún desea que asista, la mansión Mikaelson está a su disposición para celebrar la reunión. Mis disculpas y que pasen, los dos- añadió de mala gana, pero sin quitar la sonrisa-, buen día.
Sin soltar ni una palabra más se apresuró hacia el coche. Quería salir de allí en ese mismo instante.
- Menuda forma de callarle la boca esa zorra- aplaudió su cuñada apoyada en el capó de su Mercedes.
- No digas eso. Fue un impulso. No sé por qué la pisé así.
- Estabas marcando tu territorio...
- ¿De qué? ¿De ella?- preguntó la joven desanima-. Dime la verdad, Rebecca, ¿Tengo motivos para querer marcar territorio?
- Lo único que puedo decirte es que Nik es un hombre que no ama a medias. Lo da todo a una carta y tú eres el as de picas... No hay nada que lo aleje de tu lado.
Después de un largo silencio Elinor soltó un suspiro.
- No se si entendí la metáfora. ¿Significa que soy la carta más alta?- preguntó rápidamente para cerciorarse.
La rubia asintió sonriente.
- Y sería idiota si no se quedará con la carta más alta, ¿Verdad?- preguntó de nuevo la castaña.
Rebecca volvió a asentir y emprendió el camino de vuelta a casa.
Cuando estaba aparcando, Eli volvió a suspirar.
- Me preguntó si estaba embarazada. Caroline- aclaró al final.
- Menuda zorra.
- Nik ni siquiera me ha... ya sabes... Tocado.
- Bueno... Has estado enferma. Quizás el....
- Pero ya no lo estoy- interrumpió-. Y no se acerca a mí.
- ¿Por qué no te acercas tu a él?
Elinor enrojeció y negó rápidamente con la cabeza.
¡Qué vergüenza! Pensó ella.
- Te voy a decir un secreto sobre los hombres- empezó Rebecca-. Son unos idiotas. Pueden ser muy valientes, muy masculinos... todo lo que tú quieras, pero en materia de amor o bueno, vida en general, sentimientos en lo particular, son uno zoquetes. Las mujeres vamos más allá- dijo la Riba mirándola a los ojos-. Si quieres que Nik encuentre el camino tendrás que ayudarlo, porque él solo no podrá hacerlo. A parte se orienta fatal, no sé qué le pasa últimamente. Anda como perdido.
- Debo tomar yo la iniciativa- se dijo la joven a sí misma.

Capitulo 8

Ya en la casa Salvatore, Steffan entró con un Alaric inconsciente a rastras.
- ¿Qué ha pasado?-preguntó Elena preocupada.
- ¡Que casi me come el lobo!- gritó el Salvatore menor.
Todos le miraron con preocupación y desconcierto como si se hubiera vuelto loco.
- ¿Qué?- preguntó Damon haciendo una mueca de disgusto e incomprensión.
- Klaus casi me come de un bocado. No me vuelvo a acercar a su mujer. Sabe que tramamos algo, Damon.
- Yo puedo acercarme a ella. Me acaba de invitar a su casa a tomar el té- dijo Caroline mostrándoles el mensaje de Elijah.
- Te va a invitar a tomar el té- repite Elena como una idiota.
- Sí, a ti también. Quiere conocer a las participantes del concurso Miss Mystic.
- ¿Por qué?- preguntó nerviosa Bonnie-. Es más, ¿por qué quiere participar?
- La alcaldesa.
Todos asintieron con comprensión, pero en su fuero interno, la rubia no paraba de acuchilla a su ex-futura-suegra.
- Elinor, cariño- la llamó Klaus- ¿Te sientes mejor?
Elinor solo asintió. Sentía que si intentaba hablar, no podría.
- ¿Te duele algo? Háblame, amor.
- A-agua- susurró ella.
Klaus cogió inmediatamente el vaso de agua que había traído para ella y la ayudó a beber.
Cuando volvió a mirarla ella tenía los ojos llenos de lágrimas a punto de derramarse.
- Eli, cielo, no llores...
- ¿Qué me pasa?
- Es algo normal- interrumpió la médico-. Forma parte del proceso de recuperación. Tu cuerpo aún está tratando de adecuarse al nuevo ritmo de vida, llevas muchos añ-...
- Silencio- ordenó Klaus-. Si está bien, déjala descansar.
Klaus cogió a Noelia del brazo y la arrastró fuera de la habitación.
- Pensé que había quedado claro que no quiero que ella sepa nada. ¿Necesitas un recordatorio?- amenazó.
- Se va a acabar enterando. Es mejor que se lo digas tú.
Él no contestó y volvió a entrar en la habitación dejando a la médico"sola".
- Debes ser muy idiota- canturreó una voz femenina.
- Y ¿Tú quién eres?
- Soy Amanda. Este es mi verdadero aspecto. Me cansé de los disfraces. Como sea, no hagas lo que estás pensando. Me caíste bien y le convencí para que te trajera. Pero no toleraré que pongas la vida de esa chica en peligro- la amenazó.
- Entonces deberías alejarla de él- espetó.
Ya está. La duda ya está ahí.
Mientras tanto, alguien observaba en el fondo del pasillo, desde las sombras, con una sonrisa perversa en el rostro.
- Brujita, brujita- canturreó.
La mañana llegó y Elinor estaba recuperada. Insistió en levantarse e informarse de los cambios que había sufrido la sociedad y las costumbres. Su nueva maestra... Rebeca.
- Elinor- dijo Klaus-. Vuelve a la cama. Estás débil.
- Por favor, necesito saber "qué me he perdido". ¿Lo he dicho bien?- le pregunto a la blonda.
- Estupendo- la felicitó-. Jerga juvenil... Allá vamos.
- ¿Por qué?
- Quiero ganar el concurso. No me agrada la tal Caroline. Le mandé una invitación.... Bueno, se la mandó tu hermano Elijah, pero ese no el caso.
Klaus tragó saliva y esperó la respuesta de su esposa.
- ¡No me respondió! ¡Es una maleducada! ¡Ni la tal Elena!
Klaus miró de reojo a su hermano, prometiéndole una "agradable charla" en un futuro cercano.
- ¿Por qué te importa tanto el concurso?- preguntó llevándosela a la biblioteca.
- Me aburro aquí, Nik. Quiero salir a pasear contigo, conocer gente...
- Lo tendrás. Tendrás lo que desees, pero no quiero que te mezcles con Caroline y sus amigos. Prométeme lo.
- Dime la verdad, Nik. ¿Quién es esa mujer?
- No es nadie importante. Sé que hay muchas cosas que no entiendes ahora pero, por favor, confía en mí.
- Algún día me tendrás que explicar todo esto. Te esperaré, pero no tardes demasiado, por favor, Nik.
Él se quedó callado y la acercó a su cuerpo.
- Saldremos a pasear. Te llevaré a la plaza, a las tiendas... Te inscribirás en el instituto...
- ¿Qué es "instituto"?
- La escuela.
- ¿Podré ir a la escuela?- preguntó ella entusiasmada.
- Por supuesto. Así conseguirás tus añorados "logros académicos".
- ¡Gracias! Gracias Nick.
Él sonrió y la abrazó.
- Te quiero, Elinor. Con todo mi corazón. Nunca lo dudes.
- Yo también. Mi salvador. Mi príncipe valiente.
- ¿Cuándo dejaras de llamarme así?
- Solo cuando olvide aquel día, que será... Nunca.
Flashback
Elinor caminaba con sus damas de compañía por las calles de la ciudad. Acababan de salir de misa y la joven dama deseaba pasar un rato por el parque, después de todo, era un día tranquilo.
Pasaron los minutos y de pronto oyeron un gran estruendo.
Un caballo desbocado.
El animal iba directo a la pequeña y delicada muchacha, cuando el mozo que las acompañaba pudo reaccionar, el enloquecido semental estaba sobre la figura femenina que se había caído al suelo al intentar apartarse en el último momento.
La abría matado. Todos los allí presentes lo sabían. Aquella endeble y blanda muchacha no podía soportar siquiatra un golpe.
"Pobre niña enfermiza" había escuchado una vez a una de las amigas de su madre esa mañana 
" Pobre Blanca, que tendrá que cuidar de ella el resto de su vida" respondió otra provocando la risa de todas.
"Quizás sea mejor así" pensó la jovencita de tan solo 14 años.
Elinor cerró los ojos y esperó un impacto que nunca llegó.
Cuando abrió los ojos, un hombre joven y apuesto retenía las riendas del caballo obligándolo a cambiar de dirección.
Era el hombre más fuerte que había visto en su vida, pero lo que en realidad la embelesó, fueron esos intensos ojos... ¿ Verdes? La verdad era que no tenía ni idea de qué color eran, pero eran tan profundos que podían ver a través de ti.
El caballero se volvió y le tendió la mano para ayudarla a levantarse.
- ¿Está bien, señorita?- preguntó con voz ronca.
Ella solo asintió, pero estaba temblando.
Estaba muerta de miedo. Si ese hombre no hubiera aparecido ahora no estaría viva. Tenía ganas de llorar e ir a casa para que su madre la consolara, pero también sabía que eso no pasaría jamás.
El hombre la acompañó hacia un banco apartado para que se sentase y permaneció de pie frente a ella, ocultándola de las miradas curiosos y entrometida de los demás.
- Puede llorar si lo desea- dijo el intentando consolarla, aunque no sabía por qué.
Por primera vez en su vida Klaus no sabía nada. No sabía qué lo había impulsado a venir a este pueblo. No sabía por qué había decidido pasear por el parque. No sabía por qué quiso seguirla en cuanto la vio salir de la iglesia. No sabía por qué había corrido a salvarla arriesgándose a exponerse a los lugareños. Y no sabía por qué diablos sentía la necesidad de consolarla.
Y no saber lo enfurecía.

Capítulo 7

En el interior de la casa, el Salvatore menor leyó por décima vez el mensaje de su hermano.
"Hermanito, conquista a Lady-Klaus"
No va a salir bien- pensó.
Sin pararse a pensar mucho, decidió hacer un intento, pero Klaus no se separaba de ella ni para ir al baño. Era de lo más frustrante.
Estuvo más de veinte minutos intentando llegar a ella, pero no fue capaz. Entonces, recordó que no era el único "Team-Elena", como lo llamaba Caroline, en la fiesta.
- Ric- le llamó- Ric.
Este al oírlo se dio la vuelta y vio que Steffan le hacía señas para que se acercara.
- Necesito estar a solas con la esposa de Klaus.
El profesor le miró como estuviera loco, pero asintió.
- Y, ¿qué quieres hacer?
- Necesito que le distraigas. Necesito que les distraigas a todos.
- Y ¿cómo quieres que haga esa?
- Confío en tu criterio y capacidad de imaginación.
- Ya.
En el centro de la sala, Elinor hablaba con la alcaldesa sobre el concurso.
Esta mujer es realmente agotadora, pero parce agradable y educada - pensó.
- Nos encantaría que participaras. Puedes mandarme los papeles y yo te inscribiré. Es importante que aportes algún logro académico y actividades sociales, eso te dará muchos puntos. Seguro que ganarás, aunque Caroline Forbes es una competidora fuerte, la cosa estará reñida.
- Ese concurso...-le dijo Elinor- Le hablé a Nik de él, pero no le agradó mucho, ¿por qué?
- Será por... nada-se calló de repente forzando una sonrisa.
Elinor frunció el ceño, pero no insistió.
- Si me disculpa, Señora Locwood- se disculpó ella amablemente mientras se retiraba a hablar con Klaus.
Elinor se adentró en el salón y deambuló hasta ver a su marido charlando con su hermano Elijah.
- Nik- le llamó al acercarse-. He hablado con la Señora Lookwood
- ¿Ah sí? Y... ¿Qué te dijo?
- Nada- dijo ella entrecerrando los ojos-. Pero creo que me contó una mentira. De todas formas quiero participar en ese concurso.
Klaus abrió la boca para intentar replicar, pero ella se le adelantó.
- Es un concurso para damas, ¿no?. Bien, pues yo soy una dama. Lo único que tengo que averiguar es que son "logros académicos".
- Verás Eli...
- ¡Oh! E ir a charlar con una contrincante. Caroline Forbes. Si, creo que se llama así, la invitaré para conocerla. A las otras también, por supuesto.
Klaus se quedó pasmado, pero Elinor ya se había escapado para cuando consiguió reaccionar.
- La primera vez que veo a alguien dejarte sin palabras- soltó Elijah con ligereza para después alejarse.

- Señorita- oyó Elinor.
- ¿Sí?
- Me llamo Steffan Salvatore. Fui amigo de Klaus durante un tiempo.
- ¿Ya no lo sois?- frunció el ceño.
- Nos distanciamos- se excusó él- pero no sabía que se había casado.
- ¡Oh! Ya veo. Fue un poco apresurado- dijo ella recordando el poco periodo de noviazgo que habían tenido, de tan solo unos meses.
- Me imagino que será extraño casarse así de joven. Y dígame, ¿de dónde es ese acento tan encantador?
- ¡Oh! Del sur de Inglaterra. ¿Conoce el condado de Hampshire?
El vampiro rubio se sorprendió, pero no lo mostró.
- ¿Algo que ver con Winchester? ¿Una ciudad, quizás?- aventuró él con la esperanza de no alertarla.
- ¡Sí! ¡Es el hogar de mi familia!- dijo ella entusiasmada.

- Tenía entendido que era un título de la nobleza inglesa- aventuró él.
- Sí. yo formaba parte de esa familia antes de casarme con Nik. Mi apellido de soltera es...
- Paulet- interrumpió una voz masculina.
Elinor esbozó una sonrisa dulce y estiró los brazos para alcanzar a Klaus, que la envolvió y acurrucó contra su pecho al instante.
- ¿Por qué ese repentino interés en la aristocracia inglesa, Steffan?- pregunta Klaus con los ojos más fríos que nunca.
Al ver esa expresión en la mirada del híbrido, Steffan supo que ese 99.9% de probabilidades de salir bien parado de la casa había bajado drásticamente, y un sudor frío empezó a emanar de los poros de su piel.
- Simple curiosidad- se disculpó él antes de echar un mirada al rededor de la sala-. Veo que todos tus híbrid....
- Steffan- interrumpió Klaus-. Eses no son temas para hablar en la fiesta de mi mujer.
- Entiendo. Si me disculpais, creo que ya es hora de que regrese a casa.
- Claro-dijo Klaus forzando una sonrisa-. Por cierto, dile a tu amigo Alaric que no se meta en lo que no le importa. Es de mala educación, y alguien se lo podría tomar a mal.
Steffan forzó una sonrisa y se fue rápidamente a buscar a Ric, al cual encontró en un rincón oscuro del jardín, golpeado e inconsciente.

Después de la fiesta Elinor se encontraba quitandose los pendientes y guardándolos en la caja junto al brazalete cuando sintió un leve mareo.
¿Por qué? ¿Qué me pasa?
- ¡Nik! ¡Nik!
- Elinor- entró él rápidamente en el cuarto- ¿Qué te pasa?
- Me siento mal- susurró ella asustada.
Se supone que estaba bien. Que ya estoy curada.
- Tranquila, cariño. Llamaré al medico. ¡Carla! ¡Carla! Trae a la médico.
Ella trató de mantenerse consciente, pero de un momento a otro sus piernas se debilitaron y todo se volvió negro.
Klaus la cogió antes de que se cayera de bruces contra el suelo y la colocó en la cama.
- Se suponía que ya estaba bien- dijo con voz tensa y fría cuando sintió la presencia de la humana en la sala.
- Hace a penas cinco días que salió del coma. Ni siquiera debería estar fuera del hospital. si la hubieras dejado allí...
- La he traído porque ella no deseaba estar allí. Y te he traído a ti para que te hagas carg de estas situaciones y, sobre todo, que las evites.
Noelia se puso aun más nerviosa.
- Sal de la habitación. Cuando vuelvas esta estará bien.
- Puedes apostar tu vida- aseguró el híbrido.
Noe entendió la amenaza, y tuvo la certeza de que el monstruo la cumpliría. En la fiesta había tenido la oportunidad de cotillear, y parecía que Klaus tenía una amante.
¿Qué pasaría si su mujercita se enterara?
La verdad es que ese ser le había puesto la oportunidad en bandeja de plata.