- ¿Tengo que llevar todo esto?
- Sip- contestó Rebecca-. Son los libros del curso. Yo ya te he enseñado algo del "inglés local" y Elijah te atiborró a conocimientos científicos e históricos. Nadie sabrá jamás que no fuiste antes a la escuela.
- "Inglés local"... Aquí se habla muy mal.
- Tu solo... Intenta seguir el ritmo y no te espantes si oyes algunas... malas palabras.
- ¿Cómo cuales?
Rebecca prefirió no contestar y la llevó al instituto en su coche.
Al entrar, Eli se quedó pasmada.
Hombres y mujeres jóvenes corrían de un lado a otro, gritando y meneandose de aquí para allá.
- ¡Hey! ¡Motherfuker!- gritó un joven de ropa holgada y gorra a otro que se tropezó con él.
- ¿Le dijo que... Hacía "eso" con su madre?
- Mmmmm.... No te lo tomes tal cual, escucharás cosas que no tienen mucho sentido.
Elinor decidió no prestar atención. ¿Qué importaban los demás cuando ella podía estar aquí, ir a la escuela?
- ¿Qué debo hacer ahora?
- Ir a clase, Nik nos matriculó juntas.
Ella asintió y entraron en un salón lleno de gente.
Entre los jóvenes reconoció al amigo de Nik y a las do... Tres indeseables.
- Hola, chicas- dijo Rebecca saludándolas-. ¿Os lo habéis pasado bien en el baile?
Ellas no contestaron y se sentaron en sus asientos.
- Buenos días, clase- dijo un hombre alto, con el pelo castaño.
- Hola, Ric- saludaron los demás.
- Bien- dijo él desviando la mirada de Elinor rápidamente-. Empecemos con la lección de hoy...
La clase transcurrió sin altercados y Eli se sorprendió de todos los conocimientos que Elijah le había proporcionado y había podido lucir durante toda la jornada escolar.
- Eres una sabionda- le dijo una voz ronca desde atrás.
- ¿Perdón?- contestó ella al darse la vuelta y ver que era el profesor de historia.
- Eres muy inteligente. Hay un grupo de lectura y debate, me encantaría que participaras...
- ¿Eso es "logros académicos"?- quiso saber.
El hombre frunció el ceño y asintió confundido.
- ¿Por qué lo preguntas?
- Quiero participar en el concurso de Miss Mystic Falls. Más bien... quiero GANAR el concurso- dijo la última frase tensa y mostrando una sonrisa artificial que ponía los pelos de punta a cualquiera.
- Elinor, ¿Verdad?- saludó Caroline falsamente desde atrás.
- Sí. Y tú Caroline, ¿Verdad?- respondió de la misma manera.
- No sabía que vendrías al instituto... Al estar casada tan joven...
- Soy lo suficientemente versátil y avispada.
- Ah... Supongo entonces que es un capricho...- dijo la blonda hiriente.
- Me refería a mi capacidad de adaptarme, deberías ampliar tu vocabulario querida. Pero también tienes razón, puedo ser muy antojadiza y Nik no dudará en complacerme- respondió marcando terreno.
- ¡Vaya! Antojos... Así que por eso os casasteis tan jóvenes- comenzó la rubia.
El profesor tragó duro y Steffan, que había estado escuchando con un nudo en la garganta el intercambio de las dos mujeres, estaba a punto de desmayarse.
"No lo hagas, Caroline. Por favor te lo pido" rogaron los dos al mismo tiempo.
- ¿ Cuánto meses tien...
Antes de que pudiera acabar la joven de cabello castaño le propinó un pisotón en la punta de los dedos de los pies con tal disimulo que nadie escepto el pálido profesor y el vampiro al borde de la neurisma pudo notar.
- No sé cómo puedes ser tan vulgar. No tienes ni el más mínimo de educación. No sé siquiera cómo consideré invitarte a MI casa.
Caroline iba a responder a la afrenta, pero su contrincante se le adelantó.
- No sé lo que tienes contra mí, ni quiero saberlo.Yo no te he hecho nada, y no deseo un escándalo. No te cruces en mi camino y yo no me cruzaré en el tuyo.
Tras respirar hondo y plantar una sonrisa en el rostro se giró hacia el profesor.
- Lamento lo que acaba de pasar. Entenderé que le incomode mi presencia en su... Grupo de lectura. Pero si aún desea que asista, la mansión Mikaelson está a su disposición para celebrar la reunión. Mis disculpas y que pasen, los dos- añadió de mala gana, pero sin quitar la sonrisa-, buen día.
Sin soltar ni una palabra más se apresuró hacia el coche. Quería salir de allí en ese mismo instante.
- Menuda forma de callarle la boca esa zorra- aplaudió su cuñada apoyada en el capó de su Mercedes.
- No digas eso. Fue un impulso. No sé por qué la pisé así.
- Estabas marcando tu territorio...
- ¿De qué? ¿De ella?- preguntó la joven desanima-. Dime la verdad, Rebecca, ¿Tengo motivos para querer marcar territorio?
- Lo único que puedo decirte es que Nik es un hombre que no ama a medias. Lo da todo a una carta y tú eres el as de picas... No hay nada que lo aleje de tu lado.
Después de un largo silencio Elinor soltó un suspiro.
- No se si entendí la metáfora. ¿Significa que soy la carta más alta?- preguntó rápidamente para cerciorarse.
La rubia asintió sonriente.
- Y sería idiota si no se quedará con la carta más alta, ¿Verdad?- preguntó de nuevo la castaña.
Rebecca volvió a asentir y emprendió el camino de vuelta a casa.
Cuando estaba aparcando, Eli volvió a suspirar.
- Me preguntó si estaba embarazada. Caroline- aclaró al final.
- Menuda zorra.
- Nik ni siquiera me ha... ya sabes... Tocado.
- Bueno... Has estado enferma. Quizás el....
- Pero ya no lo estoy- interrumpió-. Y no se acerca a mí.
- ¿Por qué no te acercas tu a él?
Elinor enrojeció y negó rápidamente con la cabeza.
¡Qué vergüenza! Pensó ella.
- Te voy a decir un secreto sobre los hombres- empezó Rebecca-. Son unos idiotas. Pueden ser muy valientes, muy masculinos... todo lo que tú quieras, pero en materia de amor o bueno, vida en general, sentimientos en lo particular, son uno zoquetes. Las mujeres vamos más allá- dijo la Riba mirándola a los ojos-. Si quieres que Nik encuentre el camino tendrás que ayudarlo, porque él solo no podrá hacerlo. A parte se orienta fatal, no sé qué le pasa últimamente. Anda como perdido.
- Debo tomar yo la iniciativa- se dijo la joven a sí misma.
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