martes

Prólogo

Estaba oscuro. En la habitación no se veía absolutamente nada, las ventanas estaban siempre cerradas, las cortinas, pesadas y gruesas no dejaban pasar la luz del sol. El aire viciado, era agrio y pesado.
La adolescente estaba sentada en la esquina de la cama, silenciosa y ausente.
- Hay veces en que creo que estás loca- dijo una voz dura desde la puerta.
El hombre, de unos cuarenta años se acercó a la muchacha. Se agachó y le tiró del pelo.
Ella continuó en silencio, pero por un instante, en sus ojos brilló el odio que sentía por ese ogro.
- Sé que me odias. Quizás más de lo que llegues a odiar a nadie en tu asquerosa vida. ¿Pero sabes que?- le susurró con una sonrisa- me da igual. Estás en mis manos. Por mi estás viva. Por mi, existes. Eres y serás solo lo que yo quiera que seas. Eso te debe llenar de rabia, ¿verdad, zorra?
Ella siguió en silencio. Él, al ver que no conseguía nada, abandonó la habitación.
Ella se quedó sola otra vez. Pero él no tardaría en venir a buscarla para ir a trabajar.
El sábado siempre había más hombres, incluso alguna que otra mujer. Esos que no se atrevían a hacer lo que deseaban fuera de los muros del tugurio de Ronnie.
El lugar podría ser un estercolero, pero sus clientes podían hacer lo que les diera la gana, siempre que pagarán.
Aquí, estaba indefensa, como los demás, supuso ella. Pero aunque pareciera egoísta había aprendido a solo preocuparse por lo suyo, a mirar a otro lado, a traicionar... A infligir dolor si fuera necesario.
Aunque la mayoría de las veces era a ella a quien lastimaban.
"Pronto" "Pronto todo se habrá acabado".

sábado

Todo lo bueno tiene que acabar.

Muchos dicen que es imposible tener una vida perfecta. La felicidad absoluta. Yo tenía las dos cosas.
Cuando iba al instituto conocí a mi primer amor, de hecho, el amor de mi vida, Alex.
Él era uno de los camareros de la cafetería que había en el bajo de mi edificio. Yo tenía diecisiete años y él veintidós. La verdad es que era el chico mas guapo que había visto en mi vida, el más amable y cariñoso. Él más inteligente también.
Me enamoré perdidamente de él y empezamos a salir. Durante meses nos vimos en cafeterías, parques, playas, íbamos al cine...
Un año después decidimos formalizar la relación y organizamos una cena familiar.
Dos años después, Alex me citó en la playa de Ril, en Burela, el pueblo donde vivían mis padres. La verdad es que me encantaba esa playa, era mi preferida, pequeña e íntima, y Alex lo sabía.
Cuando llegué, Alex tenía una manta en la arena con un montón de comida y velas al rededor.
Al verme se levantó y me dijo que me acercara. Yo casi no me lo podía creer, era todo tan bonito y romántico, a la luz de las velas y la luna llena...
- No me digas nada - dijo él - sé que es demasiado "cliché".
- Normalmente, odio los "clichés", pero todo de ti me encanta - dije abrazándolo para después besarlo.
No sé por cuanto tiempo nos besamos, pero nos separamos por la falta de aire.
- No te apures - dijo riéndose - ¡Lo mejor es para el postre!
Nos sentamos en la manta y comenzamos a charlar entre bocados de empanada de jamón y queso, besos, ensalada César, trocitos de pechuga de pavo y más besos.
Paso el tiempo y al final sacó el último taper.
- No puedo comer más - dije frotandome el vientre - estoy llena.
Él no hizo caso y se giró para que no pudiera ver lo que había dentro.
- Cierra los ojos - ordenó.
Esperé durante unos cinco minutos antes de que me dejara abrir los ojos.
Cuando lo hice, él estaba arrodillado ante mi con un anillo de oro con un pequeño diamante.
- Nena, ¿quieres casarte conmigo?
Esa fue la noche en la que nos prometimos, y el 20 de agosto del 2000 nos casamos el la iglesia de Burela a las doce de la mañana. Todavía recuerdo lo que sentí al verlo allí, esperándome en el altar para comprometernos a pasar juntos el resto de nuestras vidas, para amarnos con locura hasta nuestro fin.
Pasamos nuestros primeros años felices y en una armonía plena y maravillosa, y en el verano del 2003 decidimos salir a comer, era un viernes por la noche y queríamos celebrar que, en aproximadamente dos meses, seríamos padres. Aunque él no había querido saber el sexo de los bebés, sí, bebés, eran mellizos. Alex siempre decía que, cuando viéramos sus caritas por primera vez, sabríamos sus nombres. Que no hacía falta pensarlos..
Cuando volvíamos a casa ya era tarde, las dos de la mañana. Estaba hablando con Alex, quejándome de por qué siempre me obligaba a viajar atrás.
- Es más seguro para vosotros, nena.
No lo quería aceptar, quería estar a su lado siempre, me aburría mucho atrás, así que discutí con él casi hasta llegar a casa. Solo teníamos que girar a la derecha y entrar en el garaje, pero algo nos lo impidió. Sentí un gran choque y todo se volvió negro.

viernes

Capítulo 1: Es el momento de decírselo a papá

Hope
Tengo 17 años, ya soy mayor, me va a dejar ir. Estoy súper segura. Bueno, segura, casi segura.

Me levanto y me acerco a la ventana.

El verano está por acabar y es el momento de decírselo a papá. Y a tío Elijah. Y a tío Kol.
Quizás sea más difícil de lo que imaginaba ahora que lo pienso.
Sonrió y me voy al baño.

- Me ducho y se lo digo-susurro-. Me ducho y se lo digo. Me ducho y se lo digo.
Me quito el pijama y entro en la ducha. El agua tibia empieza a caer.
Sigo con la ducha y empiezo a cantar "Me puedes pedir lo que sea". Es una canción tan bonita...



Cuando salgo me visto y bajo al patio.
- Papi- digo inocente.
-¿Qué quieres, amor?- pregunta él con el ceño fruncido.
- Ya se lo he dicho a mamá y tía Rebecca.
Él se pone serio y se levanta de la silla donde está sentado.-
 No me gusta- me dice.-
 Ni siquiera sabes que es.... Porfa, papi. Me he portado muy bien siempre. Nunca te pido nada...
"Mentira"
- Pequeña mentirosa caprichosa. ¿Me tengo que enfadar por lo que me vas a pedir?
- No es nada malo. Lo prometo, papá.- digo acercándome a él- ¿Sabes que eres el mejor papá del mundo mundial?
- Dímelo ahora mismo, Hopie. Sabes que no puedo enfadarme contigo. ¿Por qué tanto miedo?
- Verás...
- Holaaa, princesita- dice una voz detrás de mi.
- Tío Kol- digo lanzándome a sus brazos.
- ¿ Qué pasa, cariño?
- Genial- digo alzando el pulgar sin entusiasmo- estáis los dos.
- ¿ Dónde está Elijah?- pregunta papá.
- Estoy aquí, hermano.
Me giro y veo a tío Elijah entrando por el portón.
"Esto va de mal en peor, vamos Hope, arranca la tirita rápido"
- Tengo algo que deciros- digo retorciendome las manos.
Los tres me miran atentamente.
Papá con cara de, "te daría cualquier cosa, ojo con lo que pides".
Tío Elijah con la de " eres nuestra vida, Hope". O sea, la de siempre.
Y tío Kol... "Te amo, te protegeré siempre y me importa un bledo lo que pienses. PD: soy tu tío favorito y lo sabes 😎. PD2: Muero de hambre 😐"
- Quiero ir a la universidad.
Papá respira lentamente y empieza a entrecerrar los ojos.
- Mmmmm. Vaaaale. ¿Y?
- Sola.
- ¿Cómo?
- Quiero ir sola, quedarme en la residencia o rentar un cuarto o algo. Sin ninguno de vosotros merodeando por ahí- digo-. Por favor- susurro al final.

En menos de diez segundos, se desató el infierno sobre la tierra. Y había tres demonios.

miércoles

Prólogo

PdV Klaus:
El día más feliz de mi vida
17 años atrás
Escucho a Hayley gritar desde la calle Bourbon. Es un grito de dolor, de un dolor desgarrador.
De un modo inexplicable sé que está dando a luz a nuestra pequeña. También sé que ambas están en peligro y que no estoy allí para protegerlas.
Una ira inhumana me envarga. Empiezo a correr a velocidad vampírica con el temor de no llegar a tiempo.
Me dirijo a la iglesia abandonada y entro con fuerza.
Al mirar en frente veo a la madre de mi hija allí tumbada, indefensa. Rodeada por esas miserables brujas. Mato a un par de ellas, pero las otras me inmovilizan contra la pared, mientras que la que ejerce de partera ayuda a traer a mi bebé al mundo.
De pronto oigo el llanto y se que es la cosa más hermosa que existirá jamás sobre la tierra.
Hayley grita, rogando por ver a la niña y cuando la tiene en brazos gira la cabeza hacia mí y me mira llena de orgullo.
Entonces lo sé. Sé que siente lo mismo que yo. Siente que juntos hemos hecho algo hermoso, el ser perfecto. Siente que la ama más que su vida. Igual que yo.
Esa mirada me da aliento. Aliento para oponerme a la magia que me apresa.
Pero la esperanza merma cuando una de las brujas, Monique, la degolló, y la madre de mi hija cae al suelo sin vida.
Y no puedo hacer nada. Solo quedarme impotente mientras veo como se llevan a mi pequeña.
Tras eso Elijah nos encuentra y salimos a buscar a la niña, una tarea difícil, pero gracias a Hayley, que se convirtió en híbrido por la sangre del bebé, y por lo tanto, está engendrada, logramos encontrar a la niña antes de que la sacrificaran.
De vuelta en casa, miraba a mi hija y a su madre sabiendo que no estaremos juntos. No por el momento. Sabiendo que mi hija crecerá lejos de nosotros, pero en las mejores manos. Manos a las que confiaría mi vida. Rebekah.
Meses después recupero a mi hija y ni Hayley ni yo podemos contener nuestra alegría. Es como si volviéramos a respirar. Como si nuestras almas, que se habían ido con nuestra pequeña, regresaran a nuestros cuerpos. Estamos de nuevo con vida.
años después.
- Papi- oigo decir a una vocecilla.
- ¿ Qué pasa?
- Mami y yo fuimos de compras
- Ah, ¿si?- me hago el sorprendido- ¿me has traído algo?
Ella sonríe, está preciosa, y asiente.
- Si, para hacer juntos - dice sonrojada.
La miro con atención y corretea hasta Hayley, que está parada en la puerta del salón sonriendo.
- Hemos comprado un marco para hacer un collage- dice Hayley.
- Sí. Hicimos eso - dice Hope dándole la razón a su madre.
- Y.... ¿ quién va a hacer el collage?- pregunto terminado el vaso de Bourbon.
- Tú, Papi- dice la niña como si fuera la cosa más obvia del mundo -. Es para poner en mi cuarto.
Me levando del sofá y cojo a la niña en brazos.
- Así que ese es tu regalo. Poner a trabajar a papá - digo haciéndome el ofendido.
- Sí- sonríe ella.
- Vamos allá. Hayley, ¿nos ayudas?
- Es un trabajo padre e hija. A demás, tú eres el artista. Yo soy pésima. Peeeero, tengo una sorpresa para después- dice dándose la vuelta-. Ah, Klaus, que quede bonito.
Con una modelo y ayudante tan guapa, por supuesto que sí
Pasamos toda la tarde buscando cartulinas, rotuladores y fotos de Hope conmigo. Este iba a ser solo nuestro recuerdo, de los momentos que pasamos juntos, sobre todo cuando era bebé. Ya que tiene un montón de álbumes de los últimos tres años. Y fotos de su madre y sus tíos por toda la pared de su cuarto.
Mientras pegamos y pintamos, ella se me queda mirando.
- Papá, ¿tu me quieres mucho, mucho?
- Por su puesto que sí, Hope- le contesto al instante.
- ¿Más que mamá?
- Mamá y yo daríamos la vida por tí, cariño. Sin dudarlo un segundo. Te queremos más que a nada. No podría imaginar un mundo en el que tú no estés. Ya no.
- ¿Y los tíos? Tito Lijah es muy raro, siempre se viste igual. Tito Kol es travieso, siempre hace cosas malas, pero es muy diver.- dice mi niña jugando con una pegatina de Winnie the Pooh-. Tía Bekah hace cosas de chicas grandes conmigo...
- Cosas de chicas grandes, ¿eh?- digo divertido.
- Si, probamos vestido y pintamos la uñas... Y nos pintamos los labios de rosa. Y compramos pendientes.
- Tía Freya nos acompaña siempre, pero siempre habla con Finn. ¿ Quién es Finn?
- Nadie, cielo.
¿ Por qué diablos Freya habla con él delante de Hope? Está muerto, casi. Es raro que lo tenga en ese collar...
- Todos te adoramos. Más que a nada. El día que entraste en nuestras vidas fue el más feliz de todos. Y tus tíos y yo somos muy viejos. Pero tú pusiste todo del revés. Puede que en esta familia no seamos perfectos, pero siempre te amaremos y cuidaremos. Por y para siempre.
- Eso es mucho tiempo- dice mi pequeña mirándome.
- Si, pero nosotros no somos normales, Hopie. Y tú también eres especial- ella me mira extrañada, pues aún no sabe nada del mundo sobrenatural, sus dones solo se manifestaron una vez, cuando era bebé, pero queremos protegerla del mundo sobrenatural.
- Cada persona, mientras vive, tiene su propio cuento, en donde están escritos sus deseos, sus recuerdos, sus sueños... El cuento de nuestra familia es muy largo. Se empezó a escribir hace muchos años, en el estamos tu, tu madre, tus tíos y yo, todas nuestras aventuras, que no son pocas, nuestros viajes, momentos felices, tristes... No importa como sean, porque al final nada es tan malo y de todas formas, en nuestro cuento, siempre hay un capítulo más.
- ¿ Y es un cuento bonito?
- Desde que apareciste tú, el más hermoso de todos.
Ella asiente y terminamos el collage.
Después, yo hice una cuadro con varias fotos que encontré de la familia con Hope
Después, yo hice una cuadro con varias fotos que encontré de la familia con Hope.
Después, yo hice una cuadro con varias fotos que encontré de la familia con Hope
- ¿ Así era yo?- pregunta desconfiada.
- Sí, ¿por?
- No sé, no me parezco.
- Has cambiado.Cómo debe ser. Ahora eres toda una damita. Vamos a enseñárselo a todo el mundo