sábado

Capitulo 3

Las semanas fueron pasando, y Los Originales y el grupo de los Salvatore estaban cada vez más nerviosos.
Klaus había dispersado a sus híbridos por todo el pueblo y la mansión Mikaelson era una fortaleza.
El híbrido estaba más paranoico que nunca y ni siquiera Rebecca, que había sido su cómplice durante siglos, o Elijah, que lo encubrió y apoyó a pesar de todo, conocían la razón. Nadie sabía nada. Incluso intentaron sacarles información a sus híbridos de confianza, pero nadie soltaba prenda, los Mikaelson dudaban, incluso, de que los "becarios" de su hermano supieran algo.
- ¿Qué sabeis vosotros?- preguntó el Honorable en medio del bosque a las afueras del pueblo.
- Nada- contestó el pelinegro- los híbridos están por todas partes. No se meten con nosotros, pero se hacen notar.
- La niña rubia....
- Caroline, sí. Ella a intentado acercarse a él, pero parece que no ha tenido suerte. La ha rechazado o algo así- dijo el Salvatore rascándose la nuca-. Parece ser que se le ha pasado el enamoramiento.
- Tiene que haber algo más. Os perdonó la vida la vida a ti y a tu grupo por la intervención de Caroline. No podía ser solo un "enamoramiento".
Ninguno de los dos dijo nada más. Damon temía por su vida, y el Original por su familia. Había estado al lado de Nikklaus por más de un milenio, ¿cómo era posible que, a estas alturas, no fuera capaz de averiguar que pasaba por la mente de su hermano?.
- Pues estamos jodidos- soltó de imprevisto Elijah mientras se daba la vuelta y se marchaba del lugar.
"A estas alturas, no vale de nada andarse con finuras."
mientras tanto, en casa de la sheriff Forbes, una vampiresa rubia daba vueltas nerviosamente en su habitación.
- Ya basta, Care- le dijo Bonnie-. Vas a hacer un agujero en la alfombra.
- No me llama, no me contesta. ¡No me habla! No entiendo que le pasa ahora a ese estúpido.
- Mejor así- dijo la réplica-. No creo que fuera conveniente que te relacionaras tanto con él.
- No digas tonterías, Elena. Era, precisamente mi relación con él la que nos daba protección. A menos antes se molestaba en intentar impresionarme y enamorarme, pero ahora es como si fuera yo la que lo tengo que conquistar a él.
- Quizás se cansó de que le rechaces- murmuró Bonnie divertida.
- No es eso. Yo... me acosté con él. Sip. Sexo híbrido salvaje y violento. Es muy bueno. MUY, MUUUUUY bueno.
- Entonces, si ya no lo rechazas....
- Es un viejo de más de mil años- dijo la bruja- quizás cree que eres tu la que tiene que ir detrás de él y no al revés. Imagínate que quiere que te lo ganes.
Las tres chicas se miraron entre si, pero ninguna de ellas quería hablar sobre el tema, así que planificaron la fiesta de los 90 que tendría lugar la próxima semana.

En la clínica de investigación, delante de la puerta que daba a dirección, la bruja pelirroja se apoyaba contra la pared mientras escuchaba la discusión que tenía lugar dentro de la sala.
"Los humanos pueden llegar a ser los seres más estúpidos del planeta, por mucha capacidad de razonamiento que tengan" pensó ella.
- Me la voy a llevar hoy mismo. No pienso perder más tiempo. Ella está despierta y sana.
- No puedo dejar que haga eso señor Mikaelson. ¡Llamen a seguridad!-gritó el anciano- ¡Saquen a este hombre de las instalaciones!
En solo unos instantes varios hombre armados entraron apuntando con sus pistola y fusiles.
- Quizá quiera retractarse- aconsejó el híbrido.
Al no obtener respuesta y solo escuchar la respiración agitada del viejo y el comando de soldados, decidió que el asunto estaba zanjado.
- Como desees- dijo mientras sus ojos cambiaban de color y los capilares resaltaban al rededor de ellos para después mostrar sus colmillos.
La lucha no duró demasiado. Los mercenarios habían traído balas de madera, ya que habían practicado con vampiros que la clínica había creado clandestinamente con la sangre del Original sin que este lo supiera.
Pero un neófito no era comparable al Híbrido, y cometieron el último error de sus vidas al siquiera soñar que algo tan simple como la madera le haría algo más que cosquillas.
Tras cinco minutos de un juego de niños, solo quedaba el director, ese viejo de 60 años que sudaba frío y miraba aterrorizado los cadáveres de sus guardias.
- Te avisé- dijo Klaus antes de pedirle el cuello.
Sin pararse a mirar el estropicio, el ojiazul sale del despacho y se encuentra con la bruja en el pasillo.
- ¿Has acabado ya?- le pregunta ella.
- Llama a los otros médicos. Me la llevo hoy. Y diles que uno debe ir con ella, pero no quiero tonterías, o acabarán como su jefe.
- Creía que tú eras su jefe.
- ¡Qué más da!
- Si debe ir alguien con ella... Creo que debería ser Noe.
- ¿Quién es ese?
- Esa. Es una médico, una chica. Está empezando. Aún es joven, pero no es tan buitre como el resto del equipo.
- ¿"No es tan"? Es decir, que es buitre.
- Es ambiciosa.
Klaus no contestó nada, solo empezó a caminar por el pasillo hasta la habitación de Elinor.
- Nik- dijo ella en un susurro.
Aun estaba un poco débil, pero había despertado hace dos días y ya estaba mejor. Por fin podía llevársela de este lugar.
- No me gusta este sitio, Nik. ¿Qué son todos esstos cordones? ¿Todas esa cajas de metal? Quiero ir a casa.
- Querida, relájate. Nos iremos hoy. He comprado una nueva casa, viviremos allí. También conocerás a mi familia. ¿Recuerda que te dije que tenía muchos hermanos?
- ¿No vinieron el día de la...?
- No querida- la interrumpió suavemente-. Ya pasó mucho tiempo desde ese día. Has estado dormida.
- Me duele la cabeza- se quejó ella.
- Lo sé. Duerme, nos iremos en un rato. Voy a pedir que te traigan ropa.
Sin más, él salió del cuarto dejándolo libre para la tal Noe, que esperaba en el umbral.
Media hora más tarde, la médico salió exasperada del cuarto.
- ¡Ella no quiere vestirse! ¡No quiere salir!
- ¿Qué diablos pasa? ¿Por qué gritas así?- dijo Klaus furioso.
- Ella dice que no piensa salir del cuarto hasta tener un vestido "como es debido"- dijo la joven entrecomillando las últimas palabras-. Dice que esto es ropa interior. Que no va a ir desnuda a ninguna parte.
Klaus sabía que eso iba a pasar. Había traído el vestido más recatado que había encontrado. Era un vestido verde claro, largo y fino, pero no era como los que su Eli estaba acostumbrada a vestir.
Sin más, el híbrido entró al cuarto y cerró la puerta detrás de él.
- Eli, querida- se acercó a ella, que seguía en la cama, tapada con las sábanas hasta el mentón-, ¿qué te pasa?
- Faltaba parte del vestido Nik. Era una especie de camisón. No puedo ir así por la calle.
- Mi cielo, las modas han cambiado. Ya no precisas corsé. Recuerdo cuanto los odias. No tendrás que llevarlos, ni todas esas faldas...
- Pero iré desnuda.
- No, te lo prometo. Ya no se lleva nada eso. Te lo prometo, la sociedad a cambiado, los gustos y la moda, también.
Ella no dijo nada más, pero cogió el vestido que él le ofrecía.
- No quiero ir a ningún sitio. Vamos a ir directamente a nuestro hogar. ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo.

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