Noviembre 1707
Las delicadas yemas de los dedos de ella rozaban, con cierta cautela, el dorso de la mano del hombre más fuerte que había visto jamás.
- Tienes un secreto- dijo Elinor, mientras miraba en las profundidades de esos ojos azules que tanto la cautivaban.
- Todo el mundo los tiene, adorada- contestó él-. ¿Por qué habría yo de ser diferente?
- Yo no los tengo- dijo la muchacha confundida.
- Ah... rayo de sol. Claro que los tienes, solo que aun no lo sabes. Dime, ¿sabe tu padre que estás aquí?
- No, pero eso no es un secreto. Simplemente no creí necesario decirsela.
- Pequeña florecilla mentirosa...
- ¿Nik, tu me quieres? Es decir... ¿te casarías conmigo?
- ¿No debería proponertelo yo?- dijjo él bromeando.
Elinor desvió la mirada y se acurrucó en sus mantas, desanimada.
- ¿Qué sucede Elinor?
- Ya lo sabes. Todos la saben, Nik- dijo ella con los ojos empañados de labrimas contenidas que luchaban por derramarse-. Pero tu... me conoces desde hace más de cinco años.... cuando me salvaste... Desde entonces eres mi caballero de brillante armadura... mi salvador...
Ella hizo una pausa para soltar un suspiro tembloroso, para despues volver a mirarlo a la cara con sus hermosos ojos castaños derramando lágrimas que rodaban por sus tersas mejillas.
- Sálvame ahora, Nik. No puedo.... no quiero que...
Ella no pudo acabar la frase. Su voz se quebró en un horrible llanto que entristeció el corazón del híbrido más de él mismo estaba dispuesto a aceptar.
Sin pensárselo dos veces, la abrazó e hizo reposar su cabeza en su pecho, mientras la acariciaba el largo y sedoso pelo ondulado.
- Cálmate, querida- dijo mientras se separaba-. ¿Dime qué es lo que te preocupa?
Ella no contestó. Solo era consciente de la abrumadora cercanía de él, que le causaba tanto recelo como placer, tiñendo sus mejillas de rojo. Pero lo que la perturbó aun más fue el desasosiego que sintió cuando él la apartó para mirarla a los ojos.
- No... No quiero casarme con él, Nik. Debes ayudarme. Por el amor de Dios.
Al Inmortal se le heló la sangre. ¿Casarse? Eso no era lo que habían acordado. Él le había prometido al viejo un sinfín de riquezas y favores a cambio de Elinor. No es que al padre de ella le importase mucho su hija, pero Klaus creía que Robert Lamb sería lo suficientemente inteligente como para no hacerlo enfadar a él.
- ¿Quién te dijo tal cosa querida?
- Mi madre. Ella dice que... por mi enfermedad no podré ser buena esposa, que lo mejor es que me case con Lord Devisshire. No es que o vaya a ser su esposa durante muchos años. Pero al menos, los años que me queden de vida los viviré como una duquesa adinerada y .... y.... Eso es lo que ella me dijo.
"Esa mujer es una arpía. Su marido ella son tal para cual." Esa fue la única idea coherente que pasó por la mente del híbrido, pero enseguida fue absorbida por imágenes de él mismo decapitando a cierta pareja y viejo desgreñado. Sí, él estaba dispuesto a librar a la dulce Elinor de tan detestables y asquerosas víboras.
- Yo me casaré contigo- soltó el híbrido sin darse cuenta.
- ¿Harías eso por mí?- preguntó ella emocionada-. Sé que no será un matrimonio largo, Nik. Pero prometo amarte y complacerte todo lo que dure mi existencia. No te daré herederos, ni largos años de compañía, pero ten por seguro que, mientras mi corazón siga latiendo, cada uno de esos latidos será por ti. Te lo juro, mi adorado caballero salvador.
Él bajó la mirada al instante. En ese momento se sentía el ser más malvado de la Tierra. Nunca antes, ni siquiera cunado había arrasado pueblos enteros, o cuando se había vengado de Katerina. Todos aquellos percances eran insignificantes comparado con el engaño que al que él sometía a aquella dulce criatura.
- Te mantendré a salvo Elinor. De todo cuanto ose desear dañarte.
Zanjando la conversación, Klaus cogió con delicadeza la mano de su acompañante y la besó.
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