sábado

Capitulo 7

Bueno.
El tal Bradd no es muy hablador. Es una maldita tumba.
- Bueeeno- empiezo- ¿Cuantos años tienes?
Él no contesta, simplemente sigue conduciendo, y ya llevamos 15 minutos de silencio incómodo.
- Puedes hablar, ¿sabes?-bufo- Si vas a estar pegado a mi como una lapa, al menos quiero saber algo de ti.
El tipo aprieta las manos en el volante y pega un frenazo.
- Escúchame, niña- dice girándose hacia mi-. No me pagan, precisamente, por protegerte. Un día un tipo joven, el tal Kol, se acercó a mí en un bar. Y de repente, estoy en un coche con una niña a la que tengo que proteger sin saber por qué ni de qué. Estaba retirado, ¿sabes?
Lo miro sin decir nada. Porque tiene razón. Él no tiene por qué estar aquí.
- Lo siento, de verdad.
- Tienes surte, chica. Tu familia se rompería el trasero por ti.
- Gracias, supongo.
- Sé, también, que no sois normales. Ellos no me pagan, pero quiero una compensación por estar aquí.
- Yo no puedo darte nada. No tengo dinero, si es eso lo que buscas, pero puedo convencer a papá.
- No, quiero otra cosa.
Lo miro atentamente, sin comprender lo que quiere decir.
- Tengo una pareja, ¿sabes? No está bien. Enfermó hace casi un año. Los médicos no saben lo que tiene. Pero he visto lo que hace tu familia. Quiero que nos ayuden. No quiero que muera.
- Quizás... quizás nadie pueda ayudar a tu novia, pero lo intentaremos. Mi tía me ha contado cosas. Ella sigue creyendo en los antiguos dioses, creo que todos lo hacen. Dice que nuestra vida está escrita. Según ellos el día en que mueres ya está escrito, pero es decisión tuya como decides vivir asta entonces y hacer o no cosas para que los dioses te ayuden. Creo que a veces tienen razón, quizás es el destino el que te trajo aquí.
- No es una chica. Se llama Roy. Le habrías gustado, al menos antes de la enfermedad, si estuviera aquí. Habría dicho algo así: "Wow. Eres muy mística"-dice canbiando de voz.
- Y tendría razón- digo riéndome-. ¿Ves? No tenemos que llevarnos mal Bradd.
- No podemos ser amigos- suelta.
Yo me quedo pasmada.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Si tengo que protegerte, no puedo ser tu amigo. He estado en muchas misiones de protección a objetivos en riesgo. Y te aseguro, que en la lista de misiones fallidas, muchos de los fracasos se debe a que el protector se implica emocionalmente con el protegido. Seguirás con tu vida, te observaré desde lejos, para asegurarme de que estás bien, pero no podemos ser amigos, ni pueden verme contigo. Debo ser un "fantasma"- dice haciendo comillas-. Eso es lo que nos salva a los dos, en el caso de que algo salga mal.
Yo me quedo en silencio. Quizás tiene razón. En las pelis siempre acaban siendo amigos. Pero quizás sean solo pelis, ¿verdad?
El resto del viaje permanecimos en silencio hasta que aparcamos en una especie de ¿estación?. Creo que es una estación de tren.
- Quédate aquí- me dice saliendo del coche- Yo iré a buscar la cosa esa.
Yo le ignora y salgo del coche.
- ¿Qué se supone que haces? Vuelve al puto coche.
- No-espeto cruzando los brazos.
- ¿No? ¿Como que no? Vuelve al coche y quédate ahí.- dice acercándose a mí y cogiéndome en brazos.
- ¡No!- le grito- Suéltame ya.
Me libero de él como puedo y quedo en frente.
- Nunca he salido del complejo sin mi familia, papá casi me encierra en él cuando crucé la calle sola cuando era pequeña. Y mucho menos he puesto un pie fuera del barrio.
Él se me queda mirando y asiente desganado.
- Entramos, cogemos la cosa es...
- Totem
- Lo que sea, y salimos. No te separes de mi, ¿vale?
Yo no digo nada y empiezo a seguirlo. Caminamos hacia las taquillas y cogemos de la 126 un collar de cuentas negras,
 Caminamos hacia las taquillas y cogemos de la 126 un collar de cuentas negras,
- ¿Es esto?
- Sí.
Nada más acabar de contestarle, él rompe el collar y las cuentas salen disparadas a todas partes.
- Andando- ordena él.
Yo lo sigo, bueno... de verdad... mi intención es.... mi deber es seguirlo. Pero no quiero. Y no pienso hacerlo.
- Nop
Él se gira, pero antes de pueda reaccionar yo ya estoy entrando en la cafetería de la estación.
- ¿Qué mierda estás haciendo?- dice viniendo detrás de mi.
- Entrando en una cafetería. Y pedir un bollito.
- No puedes. Tu padre me dio un a lista de tres kilómetros y medio de indicaciones para tu dieta. Podría jurar que la primera es NADA de dulces.
- No seas tonto, no puede medir tres kilómetros. Es solo uno, no lo sabrá. O... puedo estar molestando lo que quede de camino... O lo que te quede de vida si no me compras ese bollo.
- Comprante lo tu. Light. Sin azúcar...
- Aguafiestas.
- Perdone- dice al camarero-, dele a esta chica la cosa más sana que tenga en este establecimiento. Sin mierdas.
- Yo solo quiero un bollo- le aseguro al hombre ignorando a Bradd.

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