PdV Klaus
Han pasado ya demasiados días desde que mi Hope se ha ido. La hecho de menos.
- Kol- lo llamo.
Mi hermano entra en el estudio rápidamente, ya es la hora.
- Solo espero que esto funcione- dice él- no quiero a Hope en más peligro del que ya tiene de por sí.
- ¿Crees que yo no? Solo quiero tenerla aquí de nuevo.
Él se queda en silencio y mira la punta de sus zapatos.
- Sabes que ella no regresará de buenas a primeras, ¿ verdad? Se lo está pasando bien, Nik. La has oído todos estos días, nunca ha estado tan contenta y entusiasmada. No querrá volver.
- No está a salvo fuera...
- No digo que no la dejemos sin protección- dice poniendo una mano en mi hombro-. Solo digo que no va a querer volver a casa si eso significa perder ese poco de independencia que le has dado...
- ¿ Que sugieres? ¿Seguir con el tal este... Bradd?
- De momento va bien, no. Pero podremos ir a verla. Además, creo que quiero ir a la universidad. Davina quiere ser psicóloga como Camille.
- Y no piensas apartarte de ella, ahora que la has reconquistado, por tal idiotez, ¿a que no?
- Qué bien me conoces, Nik.
- ¿Tu bruja está lista?
- Mi bruja siempre está lista- dice con una sonrisa-. ¿Lo estás tú?
Le sonrío y nos vamos juntos al cementerio. Allí están Davina y Freya, preparándose para canalizar a Elijah.
Cuando entramos a la tumba, lo primero que veo es a Hayley abrazando a Elijah.
- ¿Estás seguro de hacerlo de esta manera, Klaus?- pregunta Rebeca detrás de mí.
- Sí. Mientras nuestras queridas brujas canalizan a Elijah, Kol las ayudará para que tú y Hayley podáis ir a destruir ese aquelarre.
- Intentaremos acabar deprisa- dice Hayley- para que no te enfrentes solo a ella.
- Haced vuestro trabajo bien. Ese aquelarre es el mayor problema, sin él, el poder de nuestros enemigos disminuirá considerablemente. Kol me ayudará cuando ellas terminen el hechizo.
Después de repasar el plan, me voi a la fábrica de acero fundido, la misma que habíamos usado contra los Gerrera.
Nada más entrar por la puerta siento cinco vampiros cerrarme la salida. Inmediatamente, delante de mi aparece Lily.
- Ha pasado muchos años, Lillian- le digo mientras ella entra.
Aunque para mi sorpresa, otro rostro conocido aparece tras ella.
- Salvatore- digo sorprendido.- ¿Qué diablos haces tú aquí?
- Eso debería preguntártelo yo a ti, ¿no crees?- réplica él.
Mis ojos brillan con rabia. ¿Quien se cree que es?
- Esto no es asunto tuyo Damon.
- En realidad venía con la intención de presentaros, pero veo que ya os conocéis. Klaus, ¿donde conociste a mi hijo?
Me quedo pasmado. ¿Su hijo?
- No sabía que tuvieras un hijo. Realmente, el mundo es un pañuelo, como dicen por ahí.
Me concentro en el Salvatore mayor y frunzo el ceño.
- ¿Que es tan importante para que salgas de Mistyc Falls y dejes a la adorable Elena sola?
- Ella es humana ahora, pero yo no quise la cura. Me gusta ser como soy.
- Te dejó.
- Quiere una familia pronto tendrá 40 años, en una década y media, 50. Se le acaba el tiempo. Hemos decidido... Dejarnos ir el uno al otro.
- Sigue diciéndote eso, pero el amor ya se ha acabado. Creía que podía hacerte cambiar, como no lo consiguió...- digo conduciendo la conversación a las razones por las que está aquí.
- Basta- habla Lillian- he venido a por lo acordado. Mis niños quieren un hogar al que llamar suyo.
- Aquí no. No te dejaré asentarte con tus monstruitos en lugar donde vive mi familia, en el lugar donde duerme mi hija. Si crees que no se como obtienen poder esos niños tuyos estás muy equivocada.
Ella se sorprende de la negativa, pero a su hijo se le salen los ojos de las órbitas.
- ¿Hija? ¿Con Hayley la loba?- pregunta de repente él, para acto seguido mostrar en el rostro una sonrisa que ningún padre con una hija quisiera ver jamás en el rostro de un hombre.
- Ni lo pienses- digo sereno na mas terminar él de hablar-. Eres un enfermo, si te veo cerca de ella, te arranco las tripas y se las doy de comer a tu madre, o a Elena. Depende de mí humor. Lo digo enserio.
Él me mira entrecerrando los ojos. Sabe que digo la verdad.
- Solo era un comentario- dice relajado.
- Me temo Klaus, que no comprendes lo que te dije- habla Lillian con suficiencia.
- Explícamelo entonces, querida....
Ella levanta una mano y tres mujeres y tres hombres aparecen detrás de ella.
- Vaya así que te los has traído contigo... Me imaginé que vendrías acompañada, pero jamás que enviaras a los que llamas hijos a la muerte.
- Tu eres el único que morirá hoy- dice una rubia.
- ¿ Y cómo piensas matarme, amor?- digo sonriendo.
De pronto siento como me hierve la sangre, es doloroso.
- Hija de puta.
Cojo una vara de acero que había por allí y le pego a la rubia con ella, mandándola al otro lado de la habitación, pero enseguida se repone, y sus compañeros entran en acción.
Son poderosos, llevo tan solo 10 minutos luchando con ellos y estoy agotado, son capaces de quitarme la energía, además de usar magia.
"¿Donde carajo están esas cuando se las necesita? ¿Y Kol?"
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